El misterioso poder de los libros

Si bien hacia mis 13 años de edad había leído algunos libros, fue de alguna manera mi amigo Fernando F. quien me "inició" en la aventura de la lectura.
De no haberlo conocido, seguramente me hubiese dedicado a leer, pero ello no le quita mérito, al fin y al cabo no hay vidas paralelas, así que se lo debo a él.

Nos conocimos en 1978, en la escuela secundaria, y en aquel momento me prestó el libro "Viajes al Otro Mundo, Ciclo de Aventuras Oníricas de Randolph Carter", de H.P.Lovecraft, el cual no pude soltar hasta terminarlo.
A los 13 años, ese libro me revolucionó el cerebro, y a partir de ese momento leí todo lo que existía en castellano de Lovecraft, Poe, y ... el resto es historia.

Gracias a él también leí toda la saga de "El señor de los anillos", cuando al renovar sus libros, me regaló los suyos, los cuales años más tarde a su vez yo regalé a otro amigo mío, Horacio M.

F.F. me enseñó su regla de los 100:
"Lo más difícil son los primeros 100 libros, luego es fácil continuar leyendo".

Con él frecuentábamos un viejo y pequeño anticuario en una galería de la calle Cabildo, cuyo nombre no recuerdo, y teníamos ya entonces unos 17 años.
Allí adquirí libros que se prestaron y no regresaron, otros que nunca leí, otros que se perdieron y otros que modelaron mi vida, en mayor o menor medida.
Allí toqué por primera y única vez un libro escrito a mano, en hojas hechas de piel, de la edad media, anterior al período de los incunables.

Era ese un lugar mágico, y allí fue donde descubrí el misterio histórico que encierra cada libro, con sus voces del pasado que piden a los gritos ser abiertos y leídos.
Maese F., me pregunto que habrá sido de los antiguos códices ...