martes, 2 de junio de 2009

Partiendo y llegando a las Ítacas, como Odiseo (Ulises)

Mi amigo C.P. me envió éste poema de Constantino Kavafis.
Yo no se cuando partí de Ítaca, ni se si llegué, y volví a partir.
Creo que llegué varias veces, y otras tantas partí.


ITACA

Cuando emprendas tu viaje a Ítaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante tí.

Pide que el camino sea largo.
Que sean muchas la mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-...
a puertos antes nunca vistos.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancias,
nacar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.

Ten siempre a Ítaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sina aguardar a que Ítaca te enriquezca.

Ítaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrias emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.
Aunque la halles pobre, Ítaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Ítacas.

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