jueves, 30 de abril de 2009

Bolsa amiga

Otro gran amigo de mi niñez, la famosa bolsa de agua caliente.
De estas si que hay en Israel, aunque los inviernos de acá no son tan frios y la verdad es que venden unas bolsas importadas de China, cuyas roscas no me convencen, y como no me seduce la idea de quemarme, no la compré.
En los duros inviernos porteños, de hace más de 20 años, la bolsa era una bendición a la hora de acostarse. Me encantaba recostarme de espaldas y ponerme la bolsa en el pecho. Y era un clásico patear la bolsa por la mañana, congelada.
En aquella época, creo que no se vendían con funda de terciopelo, y había que tener cuidado de no quemarse.

1 comentario:

Ana dijo...

Ahora casi no tenemos invierno Winga ,es mayo y hace un calor bárbaro.