jueves, 8 de enero de 2009

¿Qué significa "desproporcionada"?

Extracto de la nota.

¿Qué significa "desproporcionada"?
André Glucksmann
06/01/2009
El País

¿Cuál es la proporción justa que hay que respetar para que Israel cuente con unas opiniones favorables?
¿Que el Ejército israelí no utilice su superioridad técnica y se limite a emplear las mismas armas que Hamás, es decir, la guerra de los imprecisos misiles Grad, las piedras, la estrategia de los atentados suicidas a discreción, las bombas humanas y la selección deliberada de las poblaciones civiles como objetivos?
O, mejor aún, ¿convendría que Israel espere pacientemente a que Hamás, gracias a Irán y Siria, "equilibre" su potencia de fuego?

A no ser que se trate de equilibrar no sólo los medios militares, sino los fines que se persiguen. Ya que Hamás -en contra de la Autoridad Palestina- se obstina en no reconocer el derecho de existir del Estado judío y sueña con la aniquilación de sus ciudadanos, ¿querríamos que Israel imite ese radicalismo y proceda a una gigantesca limpieza étnica? ¿De verdad queremos que Israel refleje "de forma proporcional" los deseos exterminadores de Hamás?

Cuando ahondamos en los sobrentendidos del reproche biempensante sobre la "reacción desproporcionada", descubrimos que Pascal tiene razón y que "quien quiere pasar por ángel, se vuelve una bestia".
Todos los conflictos, ya estén latentes o en ebullición, son por naturaleza "desproporcionados".
Si los adversarios llegaran a un acuerdo sobre el uso de sus medios y los fines que reivindican, dejarían de ser adversarios.

Donde hay un conflicto, hay una falta de entendimiento, por lo que cada bando se esfuerza en utilizar sus ventajas y explotar las debilidades del contrario.
Tsahal no renuncia a ello y "se aprovecha" de su superioridad técnica para escoger sus objetivos. Y Hamás tampoco, porque utiliza a la población de Gaza como escudos humanos sin tener en cuenta los escrúpulos morales ni las obligaciones diplomáticas de su adversario.
Querer sobrevivir no es desproporcionado.


André Glucksmann es filósofo francés.
Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia.

Reenvía: http://www.porisrael.org

1 comentario:

Gorila sin pelo dijo...

Me resulta muy curioso que la gente hable de "proporcionalidad en la respuesta" cuando se trata de guerras.

Demuestra la enorme incultura de la gente en multitud de materias, especialmente las jurídicas, aunque no las únicas.

La proporcionalidad es un requisito imprescindible de la legítima defensa, la causa de exención de la responsabilidad criminal que se establece en los códigos penales para aquellos que son víctimas de una agresión. Es una exigencia lógica porque si se permitiera que un individuo amenazado por unas bofetadas sacara a relucir un revolver del 45 estaríamos hablando no de autodefensa sino de venganza y la cosa se iría de las manos.

Lo que pasa es que la legítima defensa es una circunstancia de derecho interno de los distintos estados porque por encima de las personas está el propio estado, como ente superior, que tiene el monopolio de la violencia y es el encargado de solucionar este tipo de conflictos.

Pero la proporcionalidad no es adecuada para medir la respuesta de un país a una agresión continuada a sus intereses y/o sus ciudadanos porque no existe un ente supranacional que pueda solucionar este tipo de conflictos así que lo que debe regir la intervención de autodefensa de un país no es la proporcionalidad sino la necesidad...

Y sobra decir, (al menos, debiera sobrar), que la actuación de Israel contra Hamás está provocada estrictamente por necesidad: A cualquiera con dos dediños de frente no manchada con el dogmatismo antiisraelí no se le escapa que Israel tiene muchas otras cosas en qué utilizar el dinero que destina a seguridad y defensa... pero que no puede hacerlo porque la situación no se lo permite...