viernes, 11 de julio de 2008

Lo que aprendí de mi hermano

Tengo un grado de conciencia muy alto de mis virtudes y defectos.
Mi palabra es de lo más valioso que poseo, y hoy, analizando restrospectivamente, entiendo que entre otras personas, ésto se lo debo a mi hermano ADL.
Una vez leí que el cerebro de un niño es como cemento fresco, y yo tuve la suerte de que todas las marcas que impregnaron mi cerebro cementoso, hayan sido positivas.

Cuando tenia unos 9 años, y mi hermano contaba con 13, recuerdo que hicimos un par de apuestas (juegos de chicos) donde yo había perdido y me negaba a "pagar".
Mi hermano, que era "grande", me enseño que "las apuestas se pagan porque diste tu palabra".
Lo que para él, quizás, no fue mas que una frase, para mi fue una enseñanza que se hizo parte de mí personalidad y me acompaña hasta el día de hoy.
Gracias D !!!
Mucho más aprendí de mi hermano D., pero eso ya es tema para otro post.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Muchas gracias por tus palabras!!!
pero seria mejor que me pagues la apuesta, ya pasaron 33 años !!

t dijo...

Mmmmmm .... creo que te pagué ...

Carlos Paredes Leví dijo...

Yo debo ser un tipo obsoleto a todas luces, porque aún empeño mi palabra...
Un saludo para vos y otro para tu hermano. SHalom.

t dijo...

Carlos,
lo importante es si cumplis o no con lo prometido ...