Ayer estuve en la playa, disfrutando uno de los ultimos dias de la temporada.
En un momento de la tarde me sente sobre la costa y sin darme cuenta mis manos comenzaron a moverse solas y empece a construir un castillo, bastante rustico, por cierto, y para nada elegante.
Hacia mucho tiempo que no escarbaba en la arena, ya sea en busca de almejas o por el simple hecho de hacerlo.
Aun no tengo hijos, y mis sobrinos estan lejos, en la Argentina, por lo que no tengo con quien "jugar" en la arena, pero de pronto me pregunte, porque privarme de semejante placer ?
Cuando hago este tipo de cosas redescubro al niño que llevo dentro.
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5 comentarios:
Fabian
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Sí, es pura verguenza lo que me impide hacer lo mismo. Me encanta jugar con la arena... por eso la gente tiene hijos, para disimular.
Gracias, ya somos dos .....
Un breve y cordial saludo de un sefardí bonaerense afincado en Madrid. Shalom.
Carlos Paredes Leví
(tujes.livejournal.com)
Es importante jugar, aunque se sea adulto. Te felicito.
Ahora me acordé que eso del niño que llevamos adentro es fundamental en el análisis transaccional desarrollado por ERIC BERNE, en varios libros como JUEGOS EN QUE PARTICIPAMOS, y otros. Jovialiste
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